La manada de braquiosaurios se había ido hacia el sur y habían dejado abandonado uno de sus huevos.
Cuando el huevo eclosionó, Pat, la pequeña braquiosaurio se encontró con Oti, que buscaba un huevo que zamparse.
Al enterarse de que la manada la había abandonado, Pat empezó a llorar desconsolada. Lloraba tanto que la cáscara del huevo se llenó de lágrimas y, entonces, Oti se ofreció a ayudarla...
¡Tendrían que seguir las huellas de los dinosaurios!